Y es que en esta España nuestra, de criticones y cotilleos, se ve que hacía falta un aventurero capaz de emular al tan añorado Felix Rodríguez de la Fuente de la forma más vulgar y chapucera. Y ahí lo tenemos, explicando sin sonrojarse que los grandes murciélagos frugívoros son ratones gigantes con alas (¿roedores?) y que el “falso vampiro” es un animal de siniestro nombre y “rasgos humanoides” que vive en cuevas inexploradas. Este último muy difícil de cazar para los científicos, pero no para este pseudocientífico que muestra lo fácil de su captura utilizando contra los indefensos animales pistolas eléctricas. Algo que en España ni se habría atrevido a proponer, pues habría acabado frente al juez.
Estas y otras barbaridades, como golpear serpientes contra el suelo entre gritos histéricos, maltratar toda clase de lagartos en peligro de extinción, etc.. se muestran con despreocupación aventurera en la nueva telebasura de los documentales de la naturaleza, presentados bajo el epígrafe de “alucinante viaje al fondo de la tierra” ¿No será al fondo de la incultura?... Por cierto, 1,2 millones de expectadores arroja de media todas las semanas y encima le han dado un Premio Ondas... lamentable.
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