martes, 16 de septiembre de 2025

Los reyes tambien mueren; Robert Redford.

 Otro de los "gordos" que se nos va... esta vez le ha tocado al mítico actor, director, productor... Robert Redford que contaba ya con los nada despreciables 89 años.

Se puede decir, que era uno de los rostros más emblemáticos del cine de Hollywood de las últimas décadas. Uno de esos intérpretes cuya presencia hacía que la pantalla palpitara en cuanto aparecía como demostró en títulos fundamentales de la historia del cine como El golpe o Todos los hombres del presidente. Suya es una de esas escenas para el recuerdo, de las que se quedan grabadas en la retina, el momento en el que su personaje lava el cabello a Meryl Streep en Memorias de África (1985), donde fueron dirigidos por Sidney Pollack creando un momento único. 

Su apoyo al cine independiente hecho con factura le hizo, también, defenderlo con la creación del Festival de Sundance en 1980. Nació como centro de enseñanza para jóvenes cineastas y acabó convirtiéndose en la meca del cine indie. Una sede donde comenzaron a despuntar directores como Paul Thomas Anderson o Quentin Tarantino. Un certamen que cogió su nombre de uno de sus personajes más míticos, el Sundance Kid de Dos hombres y un destino (1969), que protagonizó junto a su amigo Paul Newman

Redford, que anunció su retiro de la profesión en 2018 tras protagonizar The old man and the gun, había vuelto de forma esporádica y casi especial en dos ocasiones. La primera, en Vengadores: Endgame (2019), y la segunda junto al escritor de Juego de tronos, George R.R. Martin, en la serie de televisión Dark Winds, que ambos producen y donde se le pudo ver este año. 

No solo demostró su talento como actor, y rompió los prejuicios de aquellos que creían que era una estrella solo por su belleza. En 1980 debutó en la dirección con la estupenda Gente Corriente, y Hollywood le recibió con los brazos abiertos. La película ganaría meses después el Oscar al Mejor filme, al Mejor director para el propio Redford, al Mejor guion original y a Mejor actor de reparto para Timothy Hutton. Sería el primer premio de la Academia para él, y de alguna forma, el único por un trabajo concreto, ya que el otro llegaría en 2002 de forma honorífica.

Su trabajo como director le hizo mirar a las bambalinas del poder y a la corrupción, como mostraría en filmes como Quiz Show, el dilema (1994), Leones por corderos (2007), de nuevo con Meryl Streep, o El conspirador (2010). Pero nunca perdió de vista a la gente, por ello no se le cayeron los anillos en ser parte del universo cinematográfico Marvel como actor, o en realizar dramas románticos de estupenda factura como El hombre que susurraba a los caballos, que dirigió y protagonizó en 1998 y en la que descubrió a una jovencísima Scarlett Johansson.

Hollywood llora su pérdida.

Robert Redford fue, además, una de esas brújulas morales de Hollywood. Uno de esos popes cuya opinión siempre se tiene en cuenta. Por eso fueron tan celebradas sus palabras contra Donald Trump tanto en 2015 —unas declaraciones que el propio Trump quiso manipular y apropiarse— como en 2019, cuando pidió a la gente no votar por el “tipo que parecía un dictador”. El presidente Barack Obama le otorgó a Redford la Medalla Presidencial de la Libertad en 2016, y en un discurso en la Casa Blanca dijo que los estadounidenses “admiran a Bob no solo por su notable actuación, sino por haber descubierto qué hacer a continuación”. 

 El actor fue un activista medioambiental e instó a los líderes internacionales a actuar de manera inmediata para alejar al mundo del uso de los combustibles fósiles. Redford alertó que los efectos serían irreversibles y que había que tomar acciones para proteger a las generaciones futuras, señalando la necesidad de revertir la emisión de gases que provocan el calentamiento global y de impedir que la temperatura del planeta aumente en más de 2 grados centígrados. “Esa diferencia es apenas perceptible para la piel humana, pero 2 grados es todo lo que se necesita para transformar a un campo prospero en un desierto y eliminar un tercio de toda el agua para 2100”, comentó al llevar a la ONU sus preocupaciones. 

Que la tierra le sea leve. 

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