martes, 9 de noviembre de 2010

Sáhara Occidental, la traición del Estado español.

Las relaciones entre los reinos de la Península Ibérica y las tribus del Sahara Occidental se iniciaron en el siglo XV, siendo comerciantes portugueses los primeros en establecer lazos con los habitantes de la zona. No obstante, debido a la escasa utilidad económica del enclave Portugal acabó por centrar su atención en puertos situados más al sur y en la costa del golfo de Guinea.
En 1496, con la firma de la llamada Paz de Los Realejos --que selló la derrota de los guanches-- las coronas de Castilla y Aragón incorporaron Canarias a sus dominios, tras lo que comerciantes y pescadores hispanos asentados en el archipiélago establecieron vínculos económicos con la población saharaui; con la que ya mantenían seculares relaciones los guanches, el pueblo autóctono de Canarias, que era mayoritariamente de origen bereber.
Durante los siglos XVI y XVII los vínculos económicos y humanos entre Canarias y el Sahara Occidental experimentaron un fuerte crecimiento y se consolidaron.
1767: Tratado de Marrakech
El de Marrakech fue el primer acuerdo entre España (Carlos III) y el sultanato marroquí (Sidi Mohamed Ben Abadía), e incluía una declaración voluntaria y expresa del sultán en la que reconocía carecer de relación y autoridad con los pueblos que habitaban al sur del río Nun (cauce situado 100 kilómetros al norte de la actual frontera entre el Sáhara Occidental y Marruecos).
Ese reconocimiento jurisdiccional propició que España iniciara la ocupación física de la costa saharaui y fundara Villa Cisneros (actualmente, Dajla), donde se establecieron una comandancia militar y las sedes de varias empresas. Durante los años siguientes, España suscribió pactos de amistad con todas las tribus que poblaban la costa saharaui.
1885: Conferencia de Berlín
En la capital alemana se decidió el reparto colonial de África, resolviendo así los pleitos territoriales que mantenían España y Francia en el Magreb, incluida una vasta zona del Sahara que hoy se reparten Argelia, Sahara Occidental y Mauritania.
1900: Tratado de París
París y Madrid cerraron la negociación abierta cinco años antes y, entre otros acuerdos, Francia asumió el control de la región situada al sur y al sureste del actual Sáhara Occiental, superficie que fue incorporada a la colonia mauritana. Fruto de ese pacto, en 1904 España estableció los límites definitivos del Sahara Occidental y del enclave que controlaba más al norte, Ifni.
Pero no fue hasta 1934 (II República) cuando España inició la exploración sistemática y ordenada del interior del Sahara Occidental, organizando la ocupación militar --aunque de carácter testimonial-- y administrativa del territorio, al tiempo que ampliaban los acuerdos que desde hacía casi medio siglo se habían suscrito con las tribus nómadas. Fue entonces cuando se institucionalizó la existencia del llamado Sahara Español, que incluía los territorios de Ifni y Cabo Juby.
1947: Descubrimiento de los fosfatos
En 1947, un equipo de exploradores españoles dirigido por el geólogo Manuel Alia Medina descubrió los yacimientos de fosfatos de Bucraa, que en 1960 fueron internacionalmente catalogados como los más importantes del mundo a cielo abierto (empresas norteamericanas y europeas habían enviado técnicos para comprobar la grandeza del yacimiento).
En 1956 se produjo la constitución del Reino de Marruecos como Estado independiente, al que España cedió los territorios del Protectorado del Rif.
El primer monarca fue el sultán Mohamed V (padre de Hassan II y abuelo del actual rey, Mohamed VI).
1957: Ciudadanos españoles
A raíz de la creación del Estado marroquí, España optó por constituir la tercera provincia africana, que se sumaba a las dos de Canarias (si bien, inicialmente, el archipiélago había sido una única circunscripción gubernativa), elevando el rango de la colonia del Sahara Español a provincia. Así, en 1957 todos los habitantes del Sahara Occidental se convirtieron en ciudadanos españoles de pleno derecho; pero en realidad, la Administración franquista se limitó a expedir los DNI, pues se arbitraron cuantas trabas fueron necesarias para reducir al mínimo el número de nuevos españoles que emigraron a la Península.
La reacción de Marruecos ante la creación de la provincia fue inmediata, planteó una reclamación diplomática de soberanía sobre el territorio y, al mismo tiempo, organizó y financió grupos armados que con base en territorio marroquí perpetraron sucesivos ataques contra ciudadanos, contra bienes inmuebles e incluso contra las tropas españolas destacadas en Ifni. Rabat imputó las acciones a clanes incontrolados y ajenos al sultanato que reclamaban la independendecia de Ifni.
Ese perverso doble juego del régimen alauí sirvió para evitar que la guerra hispano-marroquí fuera oficial, ardid que fue aceptado por el Gobierno de Franco porque a Madrid tampoco le interesaba que intervinieran otras potencias ni Naciones Unidas.
1958: Primeras renuncias de España
En 1958, por razones económicas y logístico-militares, Madrid renunció a defender los territorios de Cabo Juby (cuya ciudad de referencia era Villa Bens, la actual Tarfaya), y centró el esfuerzo bélico y económico en garantizar la seguridad en Ifni, pues la flota pesquera que tenía base o se aprovisionaba en la rada de Sidi Ifni era muy rentable y sus armadores, muy influyentes.
Once años después, en 1969, debido a la presión internacional y al insoportable coste que suponía mantener su defensa militar, Franco entregó a Marruecos el territorio de Ifni.
1960: Derecho de autodeterminación
En 1960 Naciones Unidas (resolución 1514) dictaminó que la población del Sahara Occidental era uno más de los pueblos o naciones colonizadas y que, por tanto, tenía (y tiene) derecho a la autodeterminación y, si así lo decidiera, a la independencia y a la constitución de un Estado soberano.
Ese mismo año Francia concedió la independencia a su colonia mauritana, naciendo así la República Islámica de Mauritania. Justo entonces, en el que ha sido uno más de los alardes de estupidez megalómana y de aberración histórica propios de la familia reinante en Marruecos, Rabat intentó boicotear el ingreso de Mauritania en la ONU y en la Organización para la Unidad Africana (OUA) en virtud del ambicioso proyecto alauí de extender sus dominios hasta el río Senegal (sueño imperialista al que la monarquía marroquí todavía hoy no ha renunciado).
[En este punto es obligado reseñar que Marruecos es el único Estado del continente africano no adscrito a la OUA]
En 1965 Naciones Unidas instó por primera vez oficialmente a España a agilizar la descolonización del Sáhara Occidental y organizar un referendo de autodeterminación. Dos años después, España se comprometía, también oficialmente, a organizar el referendo y a cumplir la demanda de Naciones Unidas. Franco mentía porque, como casi siempre, iba de farol y creía que el asunto dormiría sine die.
1968: Nace el movimiento civil saharaui
La fundación del Movimiento Nacional de Liberación Saharaui, liderado por Mohamed Sidi Brahim (Basiri), fue un hecho social e históricamente lógico e inevitable. La organización logró unir a la práctica totalidad de los colectivos saharauis. Sin embargo, pese a la actitud del sultanato alauí y del mandato de la ONU, las autoridades españolas reprimieron con brutalidad las manifestaciones de los ciudadanos españoles residentes en la provincia y prohibió todo tipo de reuniones.
Ya en 1970, se constituyó la Organización de la Vanguardia para la Liberación del Sáhara, germen del futuro Frente Polisario. Ese mismo año se registró la llamada matanza de Zemla (barrio de El Aiún) y la desaparición del líder independentista Basiri, que tras ser detenido por las autoridades españolas habría sido presuntamente entregado a un comando de inteligencia y ejecutado.
1973: Fundación del Frente Polisario
La organización de vanguardia artillada en 1970 desembocó en la creación del Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente Polisario), que constituyó un gobierno provisional clandestino.
Ya en 1975, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya rechazó de plano las pretensiones de Mauritania y de Marruecos sobre el Sahara Occidental, puntualizando que el territorio “no tiene lazos de soberanía con Marruecos ni con Mauritania”, ratificando así en todos sus extremos el derecho de autodeterminación proclamado por Naciones Unidas en 1960. En octubre del 75 se produjeron las primeras incursiones de tropas marroquíes en territorio saharaui al tiempo que Hasan II amenazaba a Franco con invadir la colonia.
Ya enfermo gravemente el dictador español, el Gobierno marroquí, con ayuda económica de varios países árabes --la aportación de Kuwait fue la más sustancial-- y con el visto bueno de la Secretaría de Estado de EE UU, cuyo titular era Henry Kissinger, convocó la Marcha Verde. Esta operación consistió en reunir a un cuarto de millón de civiles en Tarfaya para marchar hasta El Aiún y ocupar físicamente el Sahara Occidental.
La intención de Hassan II era provocar una masacre a manos del ejército español y justificar así una conflagración armada, pues nadie ignoraba que la metrópolis era un cadáver político sin crédito internacional, además de que era económicamente incapaz de mantener un contingente militar suficientemente poderoso en la colonia y tampoco disponía de efectivos ni de apoyos geopolíticos para acometer un desembarco militar en la costa norte del sultanato.
1975: Brindis al sol del jefe de Estado español
El hoy rey Juan Carlos I, entonces en calidad de Jefe del Estado en funciones, viajó a El Aiún el 1 de noviembre de 1975, donde se comprometió a defender los derechos del pueblo saharaui. Todo quedó en nada. Desde hacía semanas --quizá sin que lo supiera el propio Borbón-- la Administración española, con la mediación de Vernon Walters (subdirector de la CIA), negociaba con Hassan II la retirada de las tropas para dejar expedito el paso a la Marcha Verde y permitir la ocupación marroquí de la provincia española.
El 6 de noviembre de 1975 arrancó la Marcha Verde, integrada por unos 300.000 marroquíes, tras la que avanzaba un nutrido contingente militar. El 14 de noviembre, el jefe de Gobierno franquista, Arias Navarro, suscribió los Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que España cedió la administración de la colonia a Marruecos y a Mauritania.
1976: Inicio de la guerra marroquí-saharaui
Durante los meses siguientes el ejército de Marruecos atacó por tierra y bombardeó desde el aire una treintena de poblaciones saharauis, fusiló extrajudicialmente a decenas de detenidos, encarceló a cientos de personas y forzó el éxodo de varias decenas de miles de ciudadanos españoles, los cuales --provistos de un retórico DNI-- fueron abandonados por la patria.
Según las fuentes, durante los cinco primeros años de la ocupación marroquí perecieron en acciones bélicas, a consecuencia de ellas y en operaciones represivas entre 2.500 y 4.000 saharauis.

La represión --tanto en el ámbito social como en el cultural y económico, incluyendo el asesinato, el secuestro y la expatriación-- ha sido constante desde entonces, con cíclicas operaciones y períodos de mayor intensidad, con total pasotismo de la ONU. Ha día de hoy, el pueblo saharaui vive oprimido por Marruecos.

1 comentario:

  1. Todo es muy bonito. Las colonias se independizan y luego quieren protección.
    Desde 1975 es región marroquí y mauritana. Los 2 países africanos y la ONU sabrán lo que hacen, como en los demás casos. Además existe una cédula terrorista llamada Frente Polisario.
    Hay que proteger a los débiles pero en este caso, España es independiente. El pueblo saharaui se agarra a los lazos que puedan quedar de la ocupación española pk no quiere ser marroquí...
    Tampoco es comparable a la causa palestina, com he leído por ahí

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