jueves, 24 de julio de 2014

Dejarse ver en bicicleta, necesidad y obligación.

Llevo ya un tiempo queriendo escribir este post, pero no daba con la manera de encauzarlo. Casi todo conductor se ha topado alguna vez en la situación de encontrarse con un ciclista que sale de la inmensa oscuridad de la noche o de un tunel sin llevar reflectante o luz alguna. Ante tal situación siempre me hago la misma pregunta... ¿tan poco amor siente por su vida ese temerario ciclista?... Por eso quiero que sepais, ahora que es verano y esta en pleno auge la moda ciclista, como esta la legislación sobre este tema, por que os juro que mas de una vez he deseado que sancionen brutalmente a mas de uno por este tema...



El alumbrado de las bicicletas

Si solo circulamos de día, no hay obligación de llevar alumbrado en la bicicleta de forma permanente. El problema es al caer el sol, cuando pasamos de un bonito atardecer a una penumbra incómoda o a la noche oscura. Sobre todo ahora, en otoño e invierno, cuando a la hora de la merienda ya estamos a oscuras, y además llueve y hay nieblas, nieves…

En ese caso, haber salido de día con la bicicleta no nos sirve de excusa: “yo salí de día, pero oiga, se me ha hecho de noche y…”. Pues haber montado las luces. Es obligatorio llevar alumbrado (funcional, se entiende) si se circula de noche, “entre el ocaso y la salida del sol, en pasos inferiores o túneles, o en vías urbanas o interurbanas insuficientemente iluminadas” como tantas veces hemos leído en los manuales. Añade la norma que deben ser visibles a una distancia de 150 metros.


Este es el alumbrado mínimo:

  • luz de posición blanca en la parte delantera

  • luz de posición roja en la parte trasera

  • catadióptrico rojo en la parte trasera que no sea triangular

  • catadióptricos amarillos en los radios de las ruedas y, opcionalmente, en los pedales

Mucho ojo con no llevar el alumbrado porque la multa puede ascender a 80 euros. De todos modos, quiero hacer notar que no llevar el alumbrado cuando circulamos de noche en bicicleta es un poco irresponsable. El sentido común debe hacernos ver que no brillamos de forma natural en la oscuridad, y que los conductores de otros vehículos reaccionan a los estímulos luminosos… sobre todo en las ocasiones en las que las condiciones son tan malas que no se ve “tres en un burro”.

El reflectante, nuestro amigo durante todo el día

Seamos claros: no es obligatorio ir cubierto de prendas reflectantes a plena luz del día. Sí lo es cuando cae el sol, en el conocido caso “entre el ocaso y la salida del sol, en pasos inferiores o túneles, o en vías urbanas o interurbanas insuficientemente iluminadas”. Independientemente de que sea obligatorio o no, los elementos reflectantes nos sirven para una cosa fundamental: no pasar desapercibidos.

Es fundamental, sobre todo si nos paramos a pensar en qué ocurre cuando un conductor de cualquier otro vehículo no nos ve, y su trayectoria se corta con la nuestra en algún momento. Siempre diremos que el elemento de serie más preciado para el conductor es su sentido común. Ya es algo malo cuando ese sentido común es un “extra”, pero si se lo deja uno en casa, mejor no salir.

Sobre la bicicleta somos nosotros el motor, la caja de cambios, el turbo, el ESP, pero sobre todo, somos la carrocería, la superficie que impactará contra los obstáculos, que se arrastrará por los suelos. Merece la pena pararse un momento y desarrollar un respeto importante por lo que vamos a hacer. Si no disponemos de alumbrado instalado en la bicicleta, no circulemos en condiciones de visibilidad escasa.

Si no disponemos de reflectantes, por cualquier cosa (los catadióptricos amarillos suelen venir de serie, incluso en los pedales), invirtamos un poquito de dinero en comprar un chaleco o, al menos, unas bandas reflectantes.

Recordad que es por nuestra seguridad y por la de los demas..

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